viernes, 26 de junio de 2009

Revisitando los clásicos - 1.- Muerte entre las flores

Tengo la sensación de que en lo que se refiere a la carrera de los hermanos Coen voy a contracorriente: "Sangre fácil", "Fargo" y "El gran Lebowski", sin parecerme en absoluto malas películas, me dejan bastante frío, mientras que "El gran salto", "Intolerable crueldad" y "The Ladykillers" me despiertan una enorme simpatía, reconociendo que todas ellas son fallidas en mayor o menor grado. En cuanto a "No es país para viejos", aún no sé si me gusta o no: la sombra de la novela de Cormac McCarthy es tan alargada que me impide valorarla. Lo único que tengo claro respecto a la filmografía de los Coen es que nunca harán algo tan bueno como "Muerte entre las flores".


La idea detrás de esta película es tan espléndida como peligrosa: adaptar a Dashiell Hammett partiendo a la vez de todas sus novelas y de ninguna. Es decir, hacer un guión que saquee a gusto "La llave de cristal" y "Cosecha roja" y tome prestados diálogos de multitud de novelas y cuentos de Hammett, pero que a la vez cuente una historia nueva con nuevos personajes. La dificultad de realizar semejante pirueta llevó a los hermanos a tal bloqueo creativo que inspiró "Barton Fink", que de hecho escribieron en tres semanas de "descanso" que se tomaron de la escritura de este guión.

El casting de la película fue extremadamente azaroso, ya que dos de los principales actores entraron en la película de rebote: Trey Wilson (el Nathan Arizona de "Arizona baby"), que debía interpretar al
boss irlandés Leo O´Bannon, murió de un derrame cerebral apenas dos días antes del comienzo del rodaje, con lo que tuvieron que buscar un reemplazo de urgencia, que resultó ser nada menos que Albert Finney. Asimismo, Peter Stormare no pudo interpretar el papel de "El Sueco", el segundo de Johnny Caspar, con lo que el papel pasó a J.E. Freeman, cambiando asimismo de nombre para pasar a ser "El Danés". El resto del reparto se cubrió con Gabriel Byrne interpretando al indiscutible protagonista Tom Reagan, una debutante Marcia Gay Harden como Verna Bernbaum y una serie de actores que pasarían a formar parte de la la troupe de los Coen: Jon Polito, John Turturro y, en un pequeño papel, Steve Buscemi. Finalmente, en pequeños cameos se puede distinguir a Sam Raimi (como el policía que ejecuta a un infeliz en un asalto a un local irlandés para ser inmediatamente ametrallado) y Frances McDormand (como la recepcionista del alcalde)

Esta película está tan cerca de la perfección como se puede estar. No sólo soporta varias visiones, sino que las recompensa, puesto que existen infinidad de pequeños detalles a descubrir y a disfrutar: la maravillosa pareja de matones que forman Mike Starr y Al Mancini, el inmenso hijo de Jon Polito, la excepcional set-piece del tiroteo en casa de Leo... Sin embargo, el mayor placer es adentrarse en la riqueza y complejidad de un guión excepcional. En ocasiones se ha tildado a la película de tramposa, y es cierto que en un análisis superficial puede parecerlo. Voy a intentar desmentirlo ofreciendo mi intepretación de la película. Obviamente, esto va a ser un MAJOR SPOILER, o sea que si alguien que está leyendo no ha visto la película, le recomiendo que se haga el favor de su vida y la vea antes de seguir leyendo.


Ya?


Vamos. El principal punto de discusión en cuanto al guión de la película es la relación entre el personaje de Tom Reagan y Bernie Bernbaum. Algunos opinan que, si Reagan tiene todo el plan en su cabeza desde el principio, no tiene sentido que tenga tanto miedo que llegue a vomitar en su segunda visita al bosque. Y tienen razón. Mi teoría es que Reagan tiene un plan, pero lo cambia sobre la marcha por amor.

Comencemos desde el pricipio: Tom Reagan es el
consiglieri (o similar) de Leo O´Bannon, el jefe del gang irlandés de una ciudad norteamericana en la época de la Prohibición. O´Bannon controla la ciudad, dando órdenes tanto a alcalde y jefe de policía como al resto de bandas, principalmente al jefe de la Mafia local, Johnny Caspar. La película comienza precisamente como una petición de Caspar a O´Bannon: el permiso para eliminar a Bernie Bernbaum, un corredor de apuestas que le está timando en su cara. Pese a la lógica de la petición (lógica dentro del mundillo criminal, claro), Leo se niega. Posteriormente sabremos que la razón de esta negativa es que Bernie es el hermano de Verna, la joven amante de Leo, que adora a su hermano. Tom intenta convencer a Leo de que autorice la ejecución para evitar una guerra con Caspar, que ambiciona una excusa para desplazar a Leo; todo ello a pesar que Tom también es amante clandestino de Verna, y pese a las apariencias está enamorado de ella.

Desde el principio, Tom comprende que la obcecación de Leo le llevará al desastre. Mi teoría es que su primer plan incluye confesar su
affaire con Verna a Leo para romper públicamente con él y lograr a su vez que rompa con Verna, escenificar su alianza con Caspar delatando a Bernie para que sea eliminado y una vez ganada su confianza lograr la caída en desgracia del Danés, que sabe que es la cabeza de Caspar así como él es la de Leo. Para ello, utilizaría el útil dato de que El Danés y Bernie comparten amante, Mink (el personaje de Steve Buscemi), convenciendo a Caspar de que El Danés le ha traicionado. Una vez eliminado el Danés, nada más fácil que arrastrar a Caspar a su caída devolviendo a Leo el poder, para dejar la ciudad con Vera.

El plan se tuerce en la visita al bosque, no por casualidad escena cenital de la película. Caspar ordena a sus matones que obliguen a Reagan a ejecutar
él mismo a Bernie. El patético paseo por el bosque, en el que Bernie llora y suplica por su vida, muestra a Reagan verdaderamente inquieto por primera vez en la película. La razón obvia sería el rechazo a la violencia de Reagan, que le hace insoportable ejecutar a un ser humano; sin embargo, de acuerdo con la evolución final del personaje, la única conclusión lógica es que Reagan está inquieto porque sabe que Verna nunca perdonará al asesino de su hermano. Si Bernie fuera asesinado por la banda de Caspar, aunque fuera a través de un soplo de Reagan, éste sabe que podría engatusar a Verna para aparecer como inocente, pero nunca si él mismo es el ejecutor. Esta, y no la piedad, es la razón de que perdone la vida a Bernie, corriendo con ello un grave riesgo al ponerse en las manos de un impresentable como ese.

No es ocioso recordar aquí que Reagan se pasa la película jugando (cartas, carreras de caballos) y perdiendo. Su mala racha continúa con Bernie: al día siguiente se presenta en su casa, lleno de rencor por haberse rebajado miserablemente en el bosque y chantajeando a Reagan para que mate a Caspar en 48 horas, tras la cuales dejará de esconderse y dejará a Reagan a los pies de los caballos(y del Danés). En ese momento, Reagan comprende que ha perdido esa apuesta y por ello trata de cortar las pérdidas: trata de sorprender a Bernie en el rellano de su edificio para matarlo, pero Bernie lo adivina y lo derriba. En este momento es cuando Reagan renuncia a Verna, puesto que sabe que es inevitable matar a Bernie, no sólo para cubrirse ante Caspar y el Danés, sino ante el propio Bernie, al que al salvar ha convertido en su enemigo.

El Danés no es tonto, y escucha el rumor de que Bernie está vivo. Conociendo la relación de Reagan con Verna, sabiendo que éste tiene una razón para perdonar la vida a Bernie, lleva a Tom al bosque a "encontrar un cadáver putrefacto o a dejar uno fresco". Evidentemente Reagan sabe que no hallarán nada, de ahí el vómito ante su inminente muerte. Sin embargo ante la sorpresa de todos,
hay un cadáver, que luego sabremos pertenece a Mink, de complexión similar a la de Bernie, y desfigurado por un tiro en la cara. La razón para que Bernie mate a Mink y coloque el cadáver me parece lo más frágil del guión, pero aún así se sostiene: Bernie mata a Mink dado que éste duda si chivarse al Danés, su otro amante; una vez muerto Mink, Bernie sospecha que El Danés puede no fiarse de Reagan y decide utilizar el cuerpo como seguro de su chantaje, para evitar que se carguen a Reagan antes de que este mate a Caspar.

En cualquier caso, a Reagan le viene a ver la Virgen, y recupera la parte principal de su plan original: enfrentar a Caspar y El Danés, lo que logra, provocando que el primero mate al segundo. Después de eso, cita a Caspar y Bernie en su casa a la misma hora para que se maten entre ellos. El superviviente es Bernie. Entonces, Reagan lo convence para que le deje su pistola para preparar la escena, indicándole que le cargarán el muerto al Danés (que Bernie no sabe que ha muerto). Pero la idea de Tom es preparar un escenario en que el que parezca que Bernie y Caspar se han matado entre ellos. Al darse cuenta, Bernie comienza de nuevo a suplicar, diciendo a Reagan que "Mire en su corazón". Reagan responde "¿Qué corazón?" y lo ejecuta.

Reagan, como dijimos antes, ha renunciado a Vera (y a su corazón) al darse cuenta del error cometido al no matar a Bernie. Por eso, la única parte de su plan que no se cumple es llevarse a Vera consigo, pese a lo cual se marcha, sabiendo que no podría volver a trabajar con Leo si este se casa con Verna. Su plan tenía dos motivaciones: su lealtad a Leo y su amor por Verna. ¿Ha elegido a Leo?¿Podía elegir?. Lo único que queda claro es que debajo de su sombrero, Tom llora por todo lo que ha perdido.


Todo este tocho es sólo una posible interpretación del guión; aqui hay otra completamente diferente (en inglés) que dice que Tom está enamorado de Leo. Y esto es sólo la primera capa del guión: sobre la simbología del sombrero en la película se podría escribir un libro. Por eso, por los gemelos italianos, por el grito de Drop Johnson y por tantas otras cosas, "Muerte entre las flores" merece figurar como la cumbre de los hermanos Coen y como una obra maestra del cine.

miércoles, 24 de junio de 2009

Pues a mi me gusta!!! - 2.- Jungla de cristal: La venganza

Con el género de acción ha ocurrido algo gracioso: la crítica parece haber pasado sin solución de continuidad de detestarlo a añorarlo. Parece que en algún momento todos se fueron a la cama despreciando al Governator y todo lo que representaba y al día siguiente se despertaron echando de menos a McTiernan, Donner... qué digo, hasta al primer Renny Harlin!!! Puede que en el fondo a gran parte de esos críticos les divirtieran esas películas pero les diera verguenza decirlo mientras estuvieran de moda, pero ahora que el género agoniza les parece seguro y hasta avant la garde. O puede que fueran los marcianos.

Sea como fuere, hoy en día no está mal visto alabar "Jungla de Cristal", lo que me parece bien, obviamente. De hecho, tengo un especial cariño a esa película, dado que las tres primeras películas que fui a ver con mis amigos (es decir, sin mis padres/abuelos/etc) fueron "Arma letal", "Robocop" y la primera Jungla. Con esos principios, ¿a quién puede extrañar mi cariño por el cine de acción?
Pero de lo que trata esta sección no es de dar cera/pulir cera a películas con un cierto grado de reconocimiento, sino todo lo contrario, por lo que dedicaré esta entrada a defender que la mejor película de la saga es la tercera: "Die Hard: With a vengeance" (Pequeña digresión: !qué difíciles de traducir son los títulos de esta tetralogía¡. Lo más cercano a la traducción literal que se me ocurre sería "Difícil de matar", "Difícil de matar 2: más difícil de matar", "Difícil de matar: A lo bestia" y "Vive libre o muere (difícilmente)". En serio, dicen eso. O sea que estaremos de acuerdo que en este caso el Traductor Loco tenía razón)

"Jungla de cristal: La venganza" (a partir de ahora, la Jungla 3) marcó el regreso a la franquicia de John McTiernan después de siete años, aunque con un solo film entre medias, la simpática "La jungla 2" de Renny Harlin. Algún crítico incluso aventuró que esta vuelta significaba un castigo del estudio por el estruendoso fracaso comercial de "El último gran héroe" (película que algún día pasará por aquí, vaya que sí). O sea, que si mañana dirijo una película que hace perder millones de $ a mis productores, estos optarán por no partirme las piernas, sino encargarme otra película que cueste millones de $ para que aprenda. Vale. En cualquier caso, se optó por rescatar únicamente a Bruce Willis de los actores de las anteriores películas y rodearlo de un reparto repleto de secundarios familiares para los seguidores del cine de los noventa, como Graham Greene o Collen Camp, y de dos incorporaciones de impacto: Samuel L. Jackson, recién salido de "Pulp fiction", como Zeus Carver, el involuntario compañero de aventuras de McLane, y Jeremy Irons como Simon Gruber, el villano de la función. Esta renovación no se quedó en el reparto, sino que el personaje de John McLane presentó una importante renovación. Del amante marido y padre de las dos primeras, cuya única preocupación es el bienestar de su familia, pasamos al divorciado borracho y de vuelta de todo, como se muestra en la ejemplar primera escena (ejemplar por como se presenta un protagonista, una situación de partida y unos personajes secundarios en cuestión de minutos, narrando con el diálogo, los encuadres, los gestos de los actores algo que otro director hubiera necesitado cinco minutos de metraje y un cartelito de "Dos años después" para narrar). McLane es ahora perseguido por su pasado, pues un terrorista que ha colocado bombas por toda Nueva York exige que protagonice una peligrosa gymkana por toda la ciudad, cuya primera prueba es que se pasee por Harlem vestido únicamente con un cartel que dice "Odio a los negros".


Evidentemente, como ya sabemos que la Jungla es un género codificado en sí mismo, los terroristas nunca son terroristas sino ladrones, con un plan para robar la Reserva Federal utilizando el puteo de McLane como cortina de humo (literalmente); lo que no esperan es que McLane les chafe el plan (¿de veras?, o sea, eres un Maestro del Crimen que planeas durante años tu Golpe Definitivo... ¿y quieres que McLane esté en tu hemisferio cuando lo hagas? Mal karma). En fin, quien busque realismo que siga buscando, esto es diversión de la buena. Y, atención, tiene un SUBTEXTO impresionante (y en este momento es cuando los colegas que están leyendo esto y han sufrido mis idas de olla ponen los ojos en blanco): John McLane es EL MALO DE LA PELÍCULA.

No, no he fumado nada y tampoco te voy a dar. En la película, Simon Gruber (Irons) quiere robar las reservas de oro del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, unos 140.ooo millones de dólares de nada. Además de asegurar la jubilación, este robo causaría el inmediato desplome de la economía mundial (como lo de ahora, pero fast forward), acabando de un plumazo con el sistema capitalista. Ergo, Simon no es un ladrón, es un revolucionario. En cuanto a McLane, además de un miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado, es un reaccionario, como muestra su comentario en una de las escenas de la película ("-Quien es el 42º presidente de EEUU? - Hillary Clinton!!"), además del salvajismo mostrado a lo largo de la película (mata en pantalla a 13 personas, una de ellas mientras se rendía, mientras que la banda de Gruber sólo mata a 2, siendo además reprendidos por ello los asesinos. Datos aquí: efectivamente, existe una web dedicada a contar los muertos de las pelis de acción. Adoro Internet). Por lo tanto, tenemos a un revolucionario que pretende dar un golpe lo más incruento posible para destruir la economía capitalista enfrentado a un oficial del orden fascistoide, borrachín y aficionado a disparar primero y destripar después... de nuevo, ¿quién es el malo?

Por supuesto, todo esto pueden ser desvaríos, pero cosas más raras se han escrito sobre otras películas más artísticas sin que nadie haya pestañeado, así que reclamo mi derecho a la interpretación libre de los blockbusters. En cualquier caso, esta es una película de la que se disfruta cada visionado y que hace desear que McLane solucione sus problemas legales y siga haciendo películas (preferentemente en el lugar de McG o Michael Bay, que es tan simpático como personaje cómico como horripilante dirigiendo escenas de acción). Yippie ki-yay, motherfuckers.

Pues a mí me gusta!!! - 1.- Love actually

Iniciamos este blog, en el que hablaremos principalmente de cine, televisión, cómics, música y el resto de cosas que hacen la vida interesante (o sea, furbo y drojas) con una sección que pretendo que tenga continuidad porque me permitirá desahogarme en condiciones (y esa es una de las principales razones por las que se escribe un blog).



"Pues a mi me gusta!!!" presentará películas a reivindicar, pero desde una óptica diferente a lo habitual en este tipo de reivindicaciones. Es mejor definirlo desde una óptica negativa: NO voy a hablar de películas comunmente valoradas y estimadas (p.e., claro que me gusta Clint Eastwood, pero este no es su lugar); tampoco voy a hablar de desconocidas películas procedentes de países que no sabemos situar en el mapa (y a ese que ha esbozado una sonrisa de suficiencia que me situe en el mapa la República de Kiribati, por listillo), puesto que existen foros en Internet que pueden y saben llenar ese hueco mucho mejor de lo que yo podría hacerlo; y por esa misma razón tampoco voy a dedicarme a lo que desde el inimitable blog de Vicisitud y sordidez llaman cine colonoscópico, ya que parece que hoy en día se gastan más bits en defender a Joe D´Amato y Jess Franco que en recordar a Ingmar Bergman o a Preston Sturges (y me parece bien: necesitan hasta el último de esos bits...)

Entonces, dirá el paciente lector, de que c%&$ vas a hablar? Pues de películas que todo el mundo conoce pero que a nadie le gustan. Por supuesto, a nadie salvo a mí. El gran Tomás Fernández Valentí (esto sí que es un blog y no lo que estás leyendo) comentaba en una entrevista hace años que le gustaría que alguien reivindicara el cine de, pongamos, Michael Bay ofreciendo análisis y argumentos para revitalizar la crítica cinematográfica (al menos eso entendí...). La cuestión es que hoy en día está bastante mejor visto reivindicar las películas de Asylum y hasta "Manos: Hands of Fate" que cualquier peli de Jason Statham o Hugh Grant. Y eso no puede ser.

Para el atento lector estos dos nombres son una pista de por donde irán los tiros: efectivamente, el cine de acción y la comedia romántica camparán por sus respetos en esta sección. Sé que el cine fantástico y de terror también tienen bastante que rescatar, pero para eso está Fangoria y similares analizando por qué es mejor Jason VII que Jason V (sí, analizan, muerte a muerte, y puedo asegurar que es mucho más divertido que ver la película en sí) o cual es el mejor desmembramiento de Saw y secuelas.

Basta de prolegómenos. Para abrir esta sección, qué mejor que una película que ningún crítico con autoestima podría tomar en serio: "Love actually"


A mí me gusta "Love actually". Es más, la he visto varias veces y me sigue gustando. He visto la media hora de escenas eliminadas y creo que la mejoran, y estoy convencido que si las hubieran mantenido tendríamos en nuestras manos la rom-com definitiva: tres horas de gente guapísima enamorándose, sufriendo, llorando y terminando felices para siempre jamás. Con niños. Y nieve. Y canciones navideñas. Y "God only knows" sonando antes de los títulos de crédito.

O sea, la automática destrucción de la reputación de cualquiera que admitiese que le había gustado.

Veamos: antes de entrar en el análisis de la película en sí, cabe una reflexión sobre el por qué de la pésima reputación de la comedia romántica. ¿Se han estrenado malas, muy malas, espantosas películas de este género? Claro que sí. Muchas. Y el género que pueda lanzar la primera piedra que lo haga. Comedia, drama, thriller, terror, etc, etc. O sea que no va a ser esto. Otra razón podría ser que nos hallamos ante un género altamente codificado, que no quiere decir que sólo se emita en el Plus, sino que tiene muchas reglas que deben cumplirse. En el caso de la comedia romántica los protagonistas deben ser guapos, pero no avasalladoramente guapos; debe haber una estructura en tres partes (chico conoce chica / mundo se interpone entre chico y chica / mundo es destruído si es menester para que chico y chica acaben juntos); existe un rango determinado de secundarios (amigo nerd/ligón/vituperable del chico; amiga cínica/pava/bonachona de la chica); los padres son opcionales, aunque si hay un ganador/a de un Oscar con necesidad de un cheque se hace sitio; los niños son bienvenidos; el/la rival deben ser más mezquinos/superficiales/sosos que el/la protagonista, pero también deben tener su corazoncito... y, sobre todo, parafraseando a esa otra lista de obligaciones escrita en piedra, todas estas reglas se resumen en dos: todo el mundo es bueno y todo debe acabar bien.

Creo que en estas dos reglas se resume lo que la gente odia de las comedias románticas: su previsibilidad y su creencia en la bondad de la raza humana. Y me atrevería a afirmar que sobre todo es la segunda, pues previsibles son la mayoría de las películas. Así que llegamos a una primera conclusión: la mala reputación de las rom-com procede de su creencia en la bondad de la humanidad. Y no es moco de pavo, la verdad. Basta con el simple gesto de encender un televisor en cualquier lugar del mundo a cualquier hora y en cinco minutos tendrás suficientes razones para negar la bondad y hasta el derecho a la existencia de la humanidad. Pero reflexionemos un minuto: ¿de verdad es todo tan malo? ¿No hay nada que se salve? ¿No conoces ninguna buena persona? ¿No ves "Pocoyó"? Pues eso, que hay de todo en todas partes, y las comedias románticas eligen mostrar la cara más amable.

En este sentido, "Love actually" es ejemplarmente honesta (NOTA: aquí comenza la etapa-SPOILER del post, así que recomiendo a quien no haya visto la película que la vea inmediatamente para luego seguir leyendo)



(No digáis que no avisé)



(¿Ya?, vale, seguimos)



Comienza con una secuencia que muestra la zona de llegadas de un aeropuerto mientras una voz en off dice que, cada vez que duda de la bondad de la raza humana, conduce hasta un aeropuerto para ver los reencuentros de la gente: padres e hijos, maridos y mujeres, viejos amigos... todos abrazándose, llorando, riendo... vamos, amol por todas partes. Y, citando la canción de la banda sonora de "Cuatro bodas y un funeral", dice "Y es que el amor, de hecho, está en todas partes" ("Love, actually, is all around"). Toda una declaración de intenciones.

Y la película va de eso, de amor. Amor inesperado, amor correspondido, amor imposible, primer amos, amor truncado, amor traicionado, amor fraternal, amor carnal, amor pornográfico (aunque no demasiado), amor hasta en la sopa. Dado que tenemos nueve historias, el director se permite fallar parcialmente una de las reglas de titanio: no todas las historias acaban bien. Aunque, para compensar estas amarguras y el resto de finales tristes de la historia del cine tenemos la historia del paleto inglés que no se come una rosca y decide emigrar al Medio Oeste americano...!!! en busca de sexo!!!. Lo que allí encuentra hay que verlo para creerlo (o sea, para no creerlo), pero todo espectador masculino que no haya tenido una fantasía similar a los catorce años miente, y sabe que miente.

Como todo film similar, no todas las historias tienen el mismo nivel: a mí, particularmente, me chirría la historia del Presidente (la política no tiene sitio en una comedia romántica si no tienes a Aaron Sorkin para que te la escriba) y la historia de los figurantes porno me deja frío, pero el resto de historias oscilan entre lo tierno y lo conmovedor. Bill Nighy se gana su actual estatus de secundario cheque de oro en Hollywood con ese viejo cock rocker que todo lo desprecia y que sólo ama a su manager porque es el único que ha creído en él; Colin Firth demuestra por qué es el marido perfecto para todas las británicas de bien; Andrew Lincoln realiza ante Keira Knightley el gesto que todos los geeks hubiéramos querido hacer ante nuestra adolescente musa. Y luego está Liam Neeson.

Liam Neeson es un hombre. Y el resto del mundo no. Que tamaño dechado de masculinidad, ejemplo a seguir por todos los que leímos alguna vez a Hemingway y nos lo creímos, aparezca en una película como esta es ya un hecho de interés. Y la borda. Aquí debemos entrar en el peliagudo asunto de las escenas eliminadas. Se cortó por todas partes, pero lo que más se cortó fue la historia de este viudo destrozado que debe cuidar de su pequeño hijastro y ayudarle a conseguir su preadolescente amor. Y nada de lo que se cortó debió cortarse: una escena en particular es un ejemplo de comedia pura que rara vez se ve. El deprimido viudo Neeson recibe un papel de su progre hermana con direcciones de Internet donde puede encontrar desnudos de Claudia Schiffer, porque sabe que eso lo animará (sic). Con su hijo encerrado en su cuarto deprimido (luego veremos por qué), el lúbrico viudo comienza a buscar. Como no puede ser de otra manera para un neófito en estas lides lúdico-festivas, a los treinta segundos comienzan a saltar pop-ups de lo más explícito y guarro. En ese momento, suena el timbre de la puerta. Pánico. Tapo el ordenador con mi chaqueta para evitar el ridículo. Abro la puerta y quién es?. Pues el padre de mi fallecida esposa, por supuesto. Y quiere enseñarme webs de campos de golf. Y ve mi pantalla llena de ventanas con ofertas de bestialismo y demás. Y qué hago? Pues lo obvio: soborno a mi hijastro para que no rechiste cuando le eche la culpa. Y gracias a eso, mi hijastro me cuenta al fin la razón de su encierro, que no es la tristeza por la muerte de su madre: se ha enamorado, y ha convertido su cuarto en un altar de la comedia romántica para encontrar inspiración.

Esta película no tiene piel. Se autodestruye ante la menor muestra de cinismo. Y es comprensible que muchísma gente la encuentre risible y ridícula. Pero también -ay!- existen muchos que la adoran y no quieren, o no se atreven a admitirlo. Porque admitir que te gusta "Love actually" es desnudarte. Y ese miedo llega hasta la película: dos de las escenas eliminadas comienzan con un zoom sobre un poster de una organización tipo Oxfam que muestra escenas de miseria en Africa; el zoom literalmente penetra en el poster y nos muestra las personas que aparecen en la foto hablando, pero no sobre su miseria, sino hablando de amor. Si hubieran mantenido estas escenas se hubiera montado la de Dios. Y sin embargo puedes hacer una película que muestre que la culpa de la miseria en Africa es de su corrupta clase dirigente y no pasa nada, "es sólo una película".

Richard Curtis tiene fama de blando y tontorrón. Cualquiera que haya visto "La víbora negra" puede negar esta afirmación (y muchos que la hayan visto dirán "¿Cómo?¿Este tío escribió "Black adder"?"). Pero ha elegido pasear por el lado amable. Y eso, artísticamente, es mucho más arriesgado que pasear por el lado salvaje. Económicamente no, claro, y es lícito pensar que este hombre se ha vendido. Yo sólo puedo decir que escuchando sus comentarios sobre la película, y viendo la propia película, creo sinceramente que cree en lo que hace.

En fin, que espero haber convencido a alguien para que vea esta película, y sobre todo espero haber convencido a los que les gustó pero no se atrevían a decirlo. No tengáis miedo. Somos muchos.

Seguiremos. Con una venganza.