La victoria de "En tierra hostil" ha sido sorprendente y esperada al mismo tiempo: esperada porque la mayoría de los que se dedican a este rollo la había pronosticado, y sorprendente porque la mayoría de los que acertaron reconocen ahora que no se creían del todo que la Academia pudiera dejar a la película más taquillera de la historia sin premio. Es cierto que los Oscar no son los MTV Movie Awards o los People´s Choice, pero tampoco son una asociación de críticos (y eso es lo que muchas veces se olvida...), y muchas veces han premiado películas muy populares que tenían críticas irregulares ("Gladiator", "Braveheart"... "Titanic"). Varias variables han influido en su decisión: como muy bien narraba Steve Pond, su narrativa era insuperable (1ª mujer directora en recibir un Oscar, David contra Goliath); tenía todo el apoyo crítico a su favor; los gremios (el de escritores, directores y productores) la reconocieron como la mejor película del año, y el que no lo hizo (el de actores, que eligió a "Malditos bastardos") difícilmente iba a apoyar a "Avatar" por razones obvias.
Y existen otros dos importantes factores más difusos pero muy importantes. El primero es el voto de simpatía. Como hemos dicho, la Academia no es un comité de críticos y en su voto intervienen muchos factores; indudablemente, uno de ellos es si el nominado les cae bien. No es un factor principal ni un obstáculo insalvable (si así fuera, Will Smith tendría los dos Oscar que no tendría Daniel Day-Lewis), pero es relevante, y ese voto de la popularidad ni lo tiene ni lo tendrá Cameron, probablemente porque no le importa; pocos días antes del cierre de votaciones se permitió criticar a Meryl Streep por haber comparado las interpretaciones de "Avatar" con su trabajo en "Mr. Fox", dando a entender que la actriz no alcanzaba a entender su trabajo, y menospreciar a una de las actrices más queridas de Hollywood es un error que nadie que quiera ganar se puede permitir.
Por otro lado, la Academia no es una mente de colmena, pero todas las asociaciones de semejantes funcionan así en ocasiones. Este año se presentaba una clara dicotomía, quizás la más clara desde 1977, entre el cine "popular" y el cine "minoritario" (con comillas para aclarar que estamos tratando con conceptos muy reduccionistas), y la Academia como ente sentía presiones para optar por la primera vía, la más evidente desde los organizadores de la gala, con guiños tan poco sutiles como dar cabida en la gala a figuras adolescentes sin trayectoria ni méritos artísticos con la única intención de aumentar los ratings y "dar al público lo que pide", o nombrar productor de la gala a Adam Shackman, el hombre tras la edición americana de "Mira quien baila". Y, como suele pasar, ese tipo de presiones suelen provocar efectos contrarios a los buscados. Como hemos dicho, la Academia sabe que no es el jurado del Festival de Cannes, pero tampoco quiere ser el jurado de los MTV Awards.
En cuanto a las reacciones a la victoria de "En tierra hostil", debemos destacar la que más ha dado que hablar en los últimos días en nuestro país, la rajada de Fernando Trueba. Supongo que todos los lectores conocerán el contenido, con lo que simplemente comentaremos un par de cosas. En primer lugar, estamos en radical desacuerdo con la principal objeción de Trueba al film, que es la inexistencia de personajes iraquíes con entidad propia. Mejor dicho, estamos de acuerdo en que es cierto que no existen, pero en completo desacuerdo con la interpretación que da Trueba a ese hecho. Para explicarlo, mejor pongamos un aviso de
***SPOILER***
En la película existen principalmente dos personajes que tienen cierta interacción con ciudadanos iraquíes. El coronel Cambridge tiene una actitud de integración, procura inculcar en sus hombres la necesidad de conocer a los habitantes del país y convencerlos de que están allí para ayudarles, y siempre muestra una actitud amistosa y positiva: morirá al explotar una bomba colocada por insurgentes con los que minutos antes estaba hablando amistosamente. El protagonista, James, se muestra mucho más distante (como frente a sus compañeros, por otra parte), estableciendo sólo una relación a la "Raices profundas" con un niño que se hace llamar Beckham y que vende DVD piratas en la base americana. En una de las secuencias más comentadas de la película, James encuentra el cuerpo de Beckham destripado y rellenado con explosivos, listo para ser utilizado como bomba humana, lo que provoca una reacción de venganza y furia. Sin embargo, después descubrirá que Beckham continúa vivo, y ese descubrimiento, lejos de alegrarle, lo enfada, de tal modo que rehusa hablar con el que antes era su protegido.
¿Como interpretar esto?: a nuestro modo de ver, las trayectorias de ambos personajes muestran que los estadounidenses que allí combaten (y, por extensión, los que allí los mandaron) no conocen a los iraquíes y no quieren conocerlos más allá de los estereotipos que tienen en la cabeza ("ganar los corazones y las mentes" y todo eso). Pueden tener buenas intenciones, pero son tan difusas y tan impracticables que están condenadas al fracaso, y los condenan a ellos a la frustración. De este modo, el personaje central, que quiere engañarse pensando que sus acciones contribuyen a algún tipo de bien común, que tienen un significado, sufre un shock al darse cuenta que ni siquiera ha sido capaz de reconocer a la persona más cercana que tiene en ese país. De tal modo que esa incapacidad de reconocer a Beckham actúa como metáfora de la incapacidad de EEUU de solucionar nada en Iraq porque no sabe nada de sus habitantes.
***FIN SPOILER***
Naturalmente, esto es una interpretación como otra cualquiera, y entendemos que haya personas que, a pesar de la campaña de desprestigio que ha tenido la película en medios de ultraderecha como Fox, opine que es una película patriotera y belicista. Y hay razones para defender esa postura, como la forma utilizada para contar esa historia, cercana al cine de acción. Lo que echamos de menos en estas opiniones es una argumentación más articulada, que vaya más allá de frases tales como "no debería utilizar el dolor de la gente para hacer una peliculita de tiros", o "sucia propaganda". No conocemos las declaraciones completas de Trueba, y es posible que haya usado estas frases en el contexto de un análisis más sólido, pero dado el cariz de lo entrecomillado nos permitimos dudarlo.
Muchos se sentiran tentados de recordar el poco glorioso paso de Trueba por Hollywood con "Two much" y los poco alentadores derroteros de su carrera en los últimos diez años como explicación de este ataque, que por otro lado ha significado su mayor presencia en medios en años. Nosotros no, y esto no es una figura sarcástica: sinceramente creemos que no tiene nada que ver, que ha dicho lo que ha dicho porque lo piensa y le dan igual las repercusiones mediáticas. A lo que no podemos resistirnos es a rescatar un fragmento del magnífico documental "La silla de Fernando", co-dirigida curiosamente por David Trueba, en el que la leyenda explica que el pecado español no es la envidia, como erróneamente se cree; es el desprecio. Amén, maestro.
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